Mi musa es una idea
equivocada, un pensamiento difuso, un puente que nunca recorreré, un
árbol que no da sombra, un sentimiento de culpa, una mañana
tormentosa, un reloj de arena vacío, la intemperie de mi soledad,
una postura sin argumentos, una mentira atrapada, un recuerdo por
llegar, un esquema para huir, la belleza en llamas, una ventana rota
desde dentro, un armario lleno de ropa pasada de moda, un libro de
instrucciones en blanco, unos tejanos desgastados, una enfermedad por
contraer, el temblor de piernas cuando te veo...
Me miré al espejo del
armario y acaricié mi reflejo de terciopelo, un súbito vendaval
abrió de par en par los ventanales de la alcoba y la cortina blanca
comenzó a bailar sobre la luz atrapando la belleza del momento, de
lejos se oía gritar mi nombre. Mi diagnóstico empezó a arder mientras
buscaba a tientas mis gafas de leer, y el tiempo dobló la esquina de
mi pensamiento. Es extraño como echo de menos tus latigazos.
Pensando en ti me pierdo en el laberinto de lo que me quedó por
decir. Los días se eternizaban dulcemente cuando paseábamos por las
rocas del acantilado de la felicidad. Corté las cuerdas con el filo
de la pasión y la titiritera se echo a llorar sin darse cuenta. La
ternura se filtro por las grietas de mi vejez cuando logré deslizar
una sonrisa ante tu ausencia. Oí tu voz justo cuando saltaba, ¿cómo
lograste ablandar el asfalto? Cesó la tormenta de ideas, y
me colgué del arco iris de la locura, dibujando bigotes a la estampa
de mis sueños. Se rompió el compás con el que grababa tu nombre en el árbol de la vida. Suspiré aliviado y las ventanas se cerraron,
me quedé con tu cara y el espejo me devolvió el reflejo.
..., mi musa es una
excusa para seguir viviendo.
Musa - Francesco Clemente