La creatividad del olvido, la
magnitud del camino, la bondad del culpable, la llaga que no se cura, el
eufemismo perfecto para enviarme a la mierda. Absurdo en mitad de la nada, me
veo pensando en un móvil nuevo. No queda luz en tu mirada pero sigues viva a
pesar de todo. Una indiscreta parada de la limousine en el prostíbulo.
Trasteando en la mente, moviendo muebles, adaptación. Soy el desenlace del
cuento y he venido para explicártelo. No necesito moverme de la silla para
viajar más allá del acordeón de sueños en el que nos reflejamos.
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